Una sección de Palomino Gargajo
Bilioso en exclusiva para The Adversiter Chronicle
Es un buen momento ahora que la UE se
ve con las vergüenzas al aire de hacer de matón de la banca del sistema y se
dedica a hostigarnos mientras nos acosa la navaja del capital que empuñan los
mismos que llevaron a esta crisis de falta de liquidez económica a nivel de
naciones, que eso y no otra cosa ha ocurrido, y que es de esas circunstancias
cíclicas que se dan en España cuando parece que nos quedamos solos y en vez de
buscar una salida común, ahora debe ser comunitaria pero Europa da la impresión
de que nunca aprende de sus continuadas guerras civiles desde el siglo XVI, nos
dedicamos a hostiarnos como bien plasmó Goya.
Así que ahora que parece tambalearse ese
edificio llamado España es lógico que el monarca se vea cuestionado, aunque
nada más normal y sintomático de la misma que el Rey se vea acuciado por los
mismos problemas que sus compatriotas y algunos súbditos, subliminados o en
contra: un familiar casado con su hija “chorizo” y merma de poder adquisitivo
por citar dos ejemplos.
Por otra parte, en un ejercicio de
cinismo y que demuestra que en épocas de crisis económicas hasta los más
prudentes se convierten en buscadores de fortuna, resulta que WWF le ha
arrebatado el título de presidente de honor al monarca. Ejercicio cínico y
ejemplo de puñalada trapera típica Spanische
cuando el Rey lleva años cazando en
Europa del este y territorios de la antigua URSS sin que nadie se quejara de los
osos, pero allá WWF con sus gestos de cara a la galería que seguro aplaudirán casi todos pero casi ninguno contribuirá
económicamente. Conociendo el carácter que caracteriza a Juan Carlos I es de
suponer que a lo largo de su presidencia honorífica de la asociación
conservacionista le haya hecho gestiones que de otra forma no podrían ser.
El Rey es la marca publicitaria de
España y reprochar ahora donde desarrolla su representación pública y privada
es meramente una traición. Juan manzanas puede y tiene el derecho a poner a
parir al Rey cuando se le ven las vergüenzas, pero que quienes se benefician de
por dónde y con quién las pasea sólo es un ejercicio de hipocresía y arrimarse
al ascua que más calienta.
Es el momento pues de decir también los
claros de un reinado que pasará a la historia como la de la democratización e
integración de España en Europa, de sutura de las herida gangrenada de la
Guerra Civil y un desarrollo de la sociedad y la ciudadanía española a todos
los niveles.
Y El
ojo púbico quiere mostrar una de las formas que tuvo el inteligente Juan
Carlos I de galvanizar esta ciudadanía patria cuyo comportamiento psicológico como
entidad etnográfica raya a veces en el cretinismo endogámico y las peloteras
con la suegra y los yernos a los postres de una cena navideña: el deporte.
A la muerte del dictador, el deporte
base era un concepto más que una realidad pero el joven Rey tuvo claro que los
éxitos deportivos serían una amalgama para la sociedad española que podría
limar las llagas de la sangrienta contienda, no por espíritu patrio sino porque
a todos nos gusta ganar.
No nos cabe duda de que el Mundial
del 82 fue su primera gran apuesta, pero paradojas de la vida y de su reinado,
han tenido que pasar casi 30 años para que el fútbol hiciera el trabajo de
unirnos a todos en el sentimiento de victoria y aplastando tabús que unas
minorías nos trataron y tratan de imponer a la inmensa mayoría.
Su otra apuesta fue el apoyo decidido
a las olimpiadas de Barcelona, cierre de un macabro círculo que se abrió con la
suspensión de las previstas en 1936 que finalmente se celebraron en Berlín para
loa del nazismo, el mismo que apoyaba a los renegados militares en la península…
Una bandera española izada en un
podio con el himno de fondo, hace el trabajo de unión y sentimiento que ha
tratado de ser utilizado como propaganda por todo tipo de dictaduras y
regímenes revolucionarios a los largo del siglo XX.
Que hoy nos paseemos ufanos y
grandones por el mundo del deporte y sus podios, se lo debemos en gran medida a
Juan Carlos I.
Lo que ofende es ver a periodistas,
políticos y vividores ampararse en la verdad los primeros, aprovecharse los
segundos e insultar los terceros.
Los periodistas saben que la
actividades deportivas de la Casa Real fuera de su ámbito doméstico son el
escaparate de encuentros, negociaciones y tratados en la sombra aprovechando el
ambiente distendido que no se da en despachos, reuniones de ministros y
embajadas. El deporte regio ha de enmarcarse en ese contexto y que forma parte
del lenguaje diplomático.
La clase política que brama ante un
micro de los pecados del monarca y su familia como practicantes privilegiados,
son los mismos que no dudan en recurrir a Juan Carlos I fuera de altavoces y
masas furibundas que se agarran a banderas porque no hay otros asideros en la
crisis que nos sumerge.
Por último, gentes del mundo
televisivo que no están aptas la mayoría para ni para hacerse cargo de una
comunidad de vecinos en una vivienda unifamiliar se presentan y hablan con el
estandarte de que son la voz de la calle…
El futuro siempre es cambiante pero
el derecho a reclamar un republicanismo como forma de articulación estatal, no
es un derecho que otorgue el de la difamación y el linchamiento de la Casa
Real.
Hacen falta reformas estructurales de
la economía mundial, europea y española, pero no se harán buscando cabezas de
turco para que la plebe les linche.
No es culpa de la sociedad, es culpa
este espíritu linchante en nuestra sociedad española de quienes robaron y ahora
utilizan sus grupos de mass media para hacer cortinas de humo que nos
entretengan en cazar sospechosos mientras los culpables nos fustigan a no tener
piedad y buscar soluciones a la agonía de un sistema que sólo busca su propio
interés y cobrarnos los mismos a la ciudadanía.
Mientras seamos “cortitos” inducidos
por el sistema, España y Europa no saldrán de la crisis y todos los esfuerzos
serán estériles.
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
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