Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autor: Con Coughlin
Editorial: Editorial Planeta S. A.
Traducción: Isabel Fuentes García
Edición: Marzo de 2003
Siempre que hay una buena guerra en lontananza y los
recursos son orientados al esfuerzo común, surge lo que podíamos
denominar literatura de guerra, obras que apoyan las tesis de ir a la
guerra pero mostrando a la vez las causas y la biografía del líder
o líderes de la nación enemiga. La propuesta de hoy podría
enmarcarse dentro de ese tipo gracias a la perspectiva del tiempo y
el conocimiento real de las cosas que antes de la guerra parecía
obvias y además irrefutables, aunque en el año de su lanzamiento
pasara como una oportuna coincidencia que hizo que fuera un buen
producto en ventas ya que la ciudadanía ansiaba saciar la curiosidad
sobre un hombre y su régimen que pronto, ya lo era desde el 11-S,
sería el enemigo a batir dentro de la guerra decretada por Bush hijo
dentro de la guerra contra el terrorismo...
Dejando aparte oportunismos, coincidencias o ambas tres,
el libro es interesante por varios motivos al lector actual. De
primero porque las interioridades de los grandes y crueles dictadores
siempre atraen la curiosidad por fisgar al poderoso caído en
desgracia. De segundo porque supone para el lector occidental
informarse de lo que fue el baasismo que engendró dirigentes como
Nasser, el propio Saddam o el ya historia de Gaddafi en Libia. Un
movimiento pan árabe que al final declinó en dictaduras personales
en nombre del partido y el nacionalismo local y que aún sigue
vigente en lo tocante a la hostilidad de la existencia del Estado de
Israel a la vez que la lectura nos ilumina sobre algunas de las
aristas que dividen de manera casi irreconciliable a unos musulmanes
con otros por no hablar con las minorías de otros credos y
religiones.
Con Coughlin es un prestigioso y galardonado periodista
que lleva veinte años escribiendo sobre Oriente Medio. Fue
corresponsal en la guerra Iraq-Irán y en la Guerra del Golfo, y fue
uno de los primeros periodistas en entrar en Kuwait tras la
liberación. Es editor ejecutivo del Sunday Telegraph y vive el
Londres...
Al menos vivía en el año de edición, datos sacados
como es habitual de la contraportada y sin más unas breves líneas
que os inciten a su lectura:
Orígenes...
"Si
bien la fecha de nacimiento es controvertible, el lugar no lo es.
Saddam nació en una choza de barro que pertenecía a su tío
materno, Jairallah Tulfah, un simpatizante nazi al que más tarde
encarcelaron por apoyar una revuelta antibritánica durante la
segunda guerra mundial. Pertenecía al clan sunita de Al-Bejat ,
parte de la tribu Al-Bu Nasir, que era la dominante en la región de
Tikrit. Las lealtades tribales habrían de desempeñar un papel
importante en la ascensión de Saddam al poder. En la década de
1980, había al menos media docena de miembros de la tribu Al-Bu
Nasir que ocupaban cargos importantes en el gobierno. Sin embargo, en
los años treinta, el clan se conocía principalmente por su pobreza
y su carácter belicoso. Para sus líderes era un motivo de orgullo
eliminar a sus enemigos por las ofensas más inicuas. Como sunita, el
niño se acogió a la doctrina ortodoxa mayoritaria del islam, aunque
los sunitas son una secta minoritaria en Iraq: sólo uno de cada
cinco iraquíes es sunita. Al niño lo llamaron Saddam, literalmente,
`el que se enfrenta´. Dadas sus hazañas posteriores, el nombre no
podría haber sido más apropiado.”
Saddam y el partido Baas...
"Saddam
dedicó todas sus energías a crear la estructura de la seguridad
interna del partido, una organización que se convertiría en una de
sus principales plataformas de su ascensión al poder. Al igual que
muchos otros baasíes, sobre todo los que pertenecían a la rama
civil, Saddam estaba consternado por la falta de disciplina del
partido que había causado la expulsión del gobierno a finales de
1963. Con el apoyo de Bakr, Saddam resolvió crear una estructura que
pudiera enfrentarse tanto con enemigos externos como con disidentes
internos. Durante su estancia en El Cairo, Saddam había estudiado la
vida y obra de Stalin, dejándose influir por él. Aunque resulta
difícil de creer que un estudiante mediocre como Saddam, que pasaba
la mayor parte del tiempo al frente de bandas callejeras y amenazando
a sus rivales, fuera capaz de emprender un estudio serio sobre el
déspota soviético, parece que al aprendiz baasí le gustaron
algunos de los aspectos más despiadados de la filosofía de Stalin.
Tras la humillación de noviembre de 1963, se oía a menudo a Saddam
profiriendo máximas estanilistas del tipo: `Si hay una persona, hay
un problema; si no hay persona, no hay problema.´ “
Métodos...
"Mientras
Saddam estaba ocupado creando una laberíntica red de espías,
comisarios, torturadores y asesinos, aún encontraba tiempo para
mantenerse al día de las horripilantes prácticas que se aplicaban a
sus desafortunadas víctimas en el palacio del Fin. Un disidente
chiita que consiguió sobrevivir a las cámaras de tortura hizo una
terrorífica descripción de cómo Saddam mató personalmente a otro
detenido chiita llamado Dujail. `Entró en la habitación, cogió a
Dujail y lo lanzó a una cuba de ácido. Luego contempló cómo se
disolvía el cuerpo.´ Aunque es difícil encontrar corroboración a
esa historia, tiene sin embargo una asombrosa semejanza con las
historias que circularon sobre las actividades de Saddam en el
palacio del Fin en 1963. Ciertas o falsas, para Saddam lo más
importante era que historias como ésas fueran del dominio público
en Iraq, y que se creyeran ciertas. Mientras el pueblo siguiera
viviendo con el miedo de que cualquiera podía correr semejante
suerte en cualquier momento, la posición del partido Baas estaría
fuerte.”
Problemas domésticos...
“El
desafío más serio al que Saddam tuvo que enfrentarse surgió de su
propia familia, un año más tarde. Se vio obligado a ordenar el
arresto domiciliario de sus tres hermanastros, Barzan, Watban y
Sabaui. Nunca se ha explicado exactamente la causa de dicho altercado
familiar. Se ha sugerido que Barzan estaba involucrado en un intento
de golpe de estado; un grupo de oficiales militares le habría
ofrecido la presidencia a cambio de que apoyara un golpe contra
Saddam. Otra versión echa la culpa a Barzan, jefe de seguridad, por
no haber detectado un complot contra Saddam, lo cual resultaba
irónico, ya que un año antes Barzan había publicado un libro
titulado `Intentos de asesinar a Saddam Hussein´, en el que
proporcionaba detalles sobre siete presuntos complots, algunos
anteriores a que Saddam se convirtiera en líder, y acusaba a fuerzas
tan dispares como Siria, Israel y Estados Unidos de ser los cerebros
de dichos planes.”
1991...
“Sin
duda, esa fue su prioridad cuando intentó preparar tanto su persona
como el régimen para el desafío militar que, casi inevitablemente,
lo aguardaba. En un primer momento la actitud con respecto a Kuwait
había consistido en buscar una retirada ventajosa, es decir, en
términos favorables a Bagdad, como la conservación de las islas en
litigio y del yacimiento petrolífero de Rumaila, con un gobierno pro
iraquí instaurado en Kuwait capital. El impulso diplomático
internacional dado por Washington y Londres en el otoño de 1990 hizo
que la perspectiva de semejante solución resultase cada vez más
improbable. Como la guerra parecía inevitable, Saddam pasó de la
política de la retirada ventajosa a la que podríamos describir como
`retirada de supervivencia´.”
Libro que se devora de un tirón pero a la vez una
observación de la sociedad iraquí y la sensibilidad geopolítica
con la desgracia de que son los sátrapas quienes acaban acaparando
el poder mientras la voluntariosa ciudadanía siempre es traicionada
como ha sucedido y sucede en estos casos. Es ascenso al poder de una
tribu cuyo mascarón de proa era Saddam, hoy sólo una lágrima en la
lluvia de la historia pero muy presente viendo el panorama de la
región. Lectura para curiosos, amantes de las biografías de
dictadores y lectura reposada de tiempo de descanso u horas muertas.
Una mirada al pasado que era hoy ayer y puede arrojar pistas de
mañana.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
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