The Adversiter Chronicle

jueves, 20 de abril de 2017

"Manual del Buen Comer", por el profesor T. A. Rambaina


Con la colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Manual del Buen Comer: Callos de lata

Hoy en MBC tratamos de un alimento que despierta odios o pasiones, que donde se consume al natural se reniega de la lata y donde se consume en lata cogen asco a los naturales...
¿Cuestión de gustos o leyenda urbana, cárnica en este caso, ein?

-¿Por qué los callos de lata arrastran esa leyenda negra de que dan asco, querido profesor?

-Una vez más estamos ante un refalfie más de consumidores mal acostumbrados. Los callos en lata son un alimento completo que satisface tanto al obrero como al chupatintas, ha saciado apetitos de universitarios a dos velas y bien elegidos y debidamente preparados son un manjar al alcance de casi todos los bolsillos, combinados con una legumbre forma un cocido y alegrándolos con guindilla regado de un tintorro o sidra puede el parado, empresario, obrero y estudiante cubrir sus necesidades alimenticias por no hablar de las nutricionales. Los ascos previos además de leyenda negra sólo es refalfie, Skizo´s... ¡Refalfies de consumidor mal acostumbrado, refalfies!

-Pero hay gente que los odia, no digo enlatados sino al natural...

-Esto es como todo, si hacemos ascos previos tenemos indigestos ascos. Piense que pensar en comerse con patatas fritas el estómago de un vacuno produce arcadas al más pintado. Pero es como las cocinas de los establecimientos de fritangas que si ves el interior de la cocina vomitas, el callo le pasa lo mismo, lo mismíto. Pero esto se soluciona aprovechando unas vacaciones en regiones de matanza o en establecimientos donde los elaboran caseramente para perder esos remilgos culinarios que no sólo ocurre en los callos, Skizo´s, no sólo en los callos sino en otro tipo de laterío como las albóndigas en lata a las que dedicaré un artículo aparte.

-Pues vayamos a la mandanga que es ir a la manduca... ¿Producto seleccionado?

-Hay que aclarar que hay una modalidad de formato en algunos establecimientos que consiste en callos envasados al vacío en recipiente plástico y con los callos a la vista. Lo resalto porque es un ejemplo de lo dicho anteriormente, son apetitosos a la vista e incluso llama la atención gustativa, en la lata se hace necesario truco psicológico... Pero el producto seleccionado atendiendo a los tres factores básicos de selección que son calidad comparativa, economía en su adquisición y gusto al paladar ha sido `La Noreñense´ cuyo nombre ya nos evoca las tierras del Principado y una localidad capital del producto cárnico en Europa como es Noreña. 380G de ración declarada en el envase que nos da para una sentada si se es pudiente y tragaldabas o para dos y hasta tres raciones racionadas combinado con patatas fritas o bien con garbanzos de bote, aclarando que los añadidos combinatorios encarecen el costo del menú por supuesto.

-Pues abrimos la latita y... ¡Redios! ¡Acabo de recibir una bofetada olfativa, profesor, huele que da vómito...! ¡Por favor!

-¡Jajajajajajaja! ¡Es usted un cachondo, Skizo´s, un cachondo! Mire, es lo que hablaba antes del truquito psicológico, hay varias opciones: se puede mirar para otro lado pero puede rebanarse las manos con el corte de la tapa a medida que se abre, una pinza en la nariz o bien cantar una canción mientras se realiza la apertura del recipiente. El pegote anaranjado de dudosa comestibilidad en un primer vistazo es cuestión de rápidamente dar la vuelta al recipiente para depositarlo en el puchero. ¡No hay que quedarse mirando el puchero fijamente porque provoca vómito, lo aviso, lo aviso!

-¡Por los clavos de Cristo que es increíble que algo tan simple como abrir una lata y verter su contenido se convierta en un simulacro de guerra química en la Academia Siria de Destrucción Masiva con asesoramiento ruso, profesor! ¡Increíble!

-¡Refalfies! ¡Refalfies de consumidor mal acostumbrado, Skizo´s! Bien, yo recomiendo coger las tijeras y trocear los callos según están en la lata antes de verterlos. Cuanto más pequeño sea el callo más placer obtendremos como consumidores. No se notan en el paladar las rugosidades estomacales del vacuno, las patas de cerdo con uñeros o el chorizo. Afortunadamente la producción industrial de callos en la UE logra una amalgama digerible sin ser indigesta y que nos permite paladear el placer de comer unos buenos callos...

-Aunque sea cualquier cosa menos los callos naturales naturales...

-¡Ya he dicho muchas veces ante sus refalfies de consumidor mal acostumbrado que si se compra algo como callos en lata, se pagan como callos y saben a callos, estamos comiendo callos! Para calentarlos fuego lento y añadir una guindilla al menos, revolver de vez en cuando hasta que la cosa anaranjada se haya disuelto formando un apetitoso, espeso y contundente caldo y servir, arte éste que consiste en verter los callos encima del complemento ya sea patatas o garbanzos. Por último comer calientes porque según enfría, sin llegar a chuchurrirse como otros productos al enfriar, su textura se vuelve gelatinosa, la salsa un grumo y el vómito puede ser inevitable, pero por lo demás están sencillamente cojonudos Skizo´s, cojonudos.

-¡Echo esch chierto porque chalientches eschán que che chagas pecho al enfchriar se quedcha cholificado enytchre los dienchtes, proefchor, se pegchan...! ¡Percho che pecghan de chojchonesch!


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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