Suplemento fartón
cutre de The Adversiter Chronicle
Calle Cienfuegos 32, Gijón 33205 – Spain
Hoy
descubrimos uno de esos lugares gastronómicos que hay que visitar
tanto si se es crucerista como turista o simplemente indígena del
lugar; lo mismo sirve para darse un homenaje como homenajear a
alguien, comer como un señor siendo obrero por no hablar de seducir
a una damisela sorprendiéndola con un local del que saldrá
satisfecha del estómago y predispuesta para el fornicio deportivo.
Para
ello recalamos en el norte de España y más concretamente en la
ciudad de Gijón, en tierras del Principado de Asturias; situada en
el popular barrio de El Coto, abundante en sidrerías donde pillar
buenas farturas. Pero nos llamó la atención el hecho de que a
precio estándar de 8,50€ se sirvan tres platos y además a elegir
entre dos opciones en cada uno...
Hay
que andarse con cuidado porque si bien es cierto que es amplia, entre
comillas, tal abundancia de elección, llega la desilusión cuando
nos sirven platos chuchurríos al paladar cuando no es una engañifa
de cosas descongeladas, insípidas y falta de incentivos tanto al
gusto como a la vista que nos hacen pagar con cara de tontos por
haber picado en el truco del almendruco y en lugar de pagar poco y
comer mucho, poco se come para lo mucho que cuesta tras su cata y
rezando que no nos produzca gases y eructos en busca de misericordia
por parte del aparato digestivo.
Establecimiento
con ambiente chigrero, pero limpio, de tertulianos de partida, de
mesas entre conversaciones de barra por paisanos, pero también con
un coqueto y discreto comedor por cuanto alejado de la barra, permite
el reposo y la charla de un restaurante, distintos ambientes en el
mismo clima eterno y de antaño de una sidrería...
Elegimos
de primero croquetas, prueba en la que suelen suspender los menú
del día ya que las croquetas
son un mundo en sí mismas dentro del universo de la gastronomía.
Aceptamos el comentario del camarero de que eran caseras con miradas
de resignación ante el temor de que se repitiera un chasco, pero
tuvimos que tragarnos tales pensamientos cuando las probamos... De la
croqueta sólo se pueden emitir dos veredictos: son caseras, con los
sabores de siempre desde que éramos niños, de fanfarria de
sensaciones a su masticado, de bechamel en su punto y puntitos de
jamón entre sus brazos que nos deleitan a cada bocado, de no querer
terminar el plato porque podrías pasarte una eternidad saboreando la
croqueta; o bien que son una mierda que podemos adquirir en la
sección de congelados de cualquier supermercado descuento.
Estas
son caseras.
Prueba
de fuego era también el segundo, en aparente sencillo: arroz a la
cubana. Es una opción confortable ya que su contenido no defrauda
con experimentos por parte de la cocina, pero otra cosa es el arroz
que hay que saber la rutina del local para pillarlo recién hecho y
no convertido en un secarral donde los granos de arroz cuestan de
tragar. Cuando el camarero nos dijo que esperáramos unos minutos
porque no hervían el arroz hasta que se pidiera, supimos que si las
croquetas eran majestuosas, el arroz podía ser un orgasmo al
paladar. Y así lo fue: intenso, en el momento justo y un placer a
los sentidos.
Sencillamente
perfecto.De tercero y colofón un lacón con cachelos, ya sobrante tras los dos primeros y que estaba
correcto comparado con los precedentes, pero ya estábamos saciados y lo cierto es que ya comíamos por no dejarlo en el plato, ese puntito de alegre levedad del ser que nos hace sentirnos fartuquinos y saciados donde el tiempo se detiene hasta que nos levantamos de la mesa...
Un
postre es tal cuando llegas a ese momento de fartura que no te entra
nada ya y tu mente proyecta uno de esos postres industriales que
cuando estás fartuco de verdad producen arcadas de sólo
recordarlos. Pero claro, cuando estás placenteramente saciado como
era el caso y el camarero, en el que ya confías plenamente, te dice
que es casero y que puedes elegir entre tarta selva negra
o flan, pues como que haces ganas y la boca se te llena de saliva.
Deliciosamente delicioso.No puedo más que recomendarlo encarecidamente porque comeréis como señores, quedareis como gochinos y encima a precio asequible. Así que si tenéis la oportunidad visitar el local porque las tapas y raciones junto con la carta, os sorprenderá gratamente.
Repetiremos.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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